La influencia de los debates en las elecciones

Por Noé Rodríguez

Las letras, las frases, la entonación y la motivación pueden ser aliados de aquellos personajes que, a través de un mensaje claro, buscan promover la participación o incluso un cambio en la forma de pensar de las personas.

En la actualidad, la construcción adecuada de un discurso, es capaz de revolucionar desde todas las aristas la forma en que los ciudadanos de a pie observan a las y los candidatos en un debate, ya que con estas herramientas desean captar el sufragio de los electores el día de la elección.

Estas ideas vienen a la mente toda vez que, el próximo 2 de junio un total de 98 millones 329 mil 591 mexicanas y mexicanos tendrán el derecho pleno para ejercer su sufragio en las urnas, después de que el pasado 30 de abril el Consejo General del Instituto Nacional Electoral declaró como válida y definitiva la Lista Nominal Nacional. De acuerdo con el INE, este dato representará un incremento de 5.2 millones de electores en comparación con las elecciones intermedias del pasado 6 de junio de 2021, las cuales tuvieron un listado nominal de 93.52 millones de ciudadanos.

Pero ¿cómo es que un buen discurso, y un buen desempeño en el debate pueden construir una imagen positiva de quienes aspiran a un puesto de elección popular?

Más datos y cifras; de acuerdo a la encuesta realizada por Enkoll para El País y W Radio, el 92 por ciento de los votantes no modificó su intención de voto tras el segundo debate presidencial, ¿esto pudo haber sido distinto si las candidatas y el candidato presidenciales hubieran modificado su discurso? La respuesta es un rotundo sí.

El interés por las propuestas y los mensajes discursivos ha crecido de manera importante en los últimos años gracias al alcance creciente de los medios de comunicación; el segundo debate presidencial superó en audiencia al realizado el 7 de abril y a todos los que se llevaron a cabo durante 2018, por lo que es considerado como el más visto en la historia de México con un alcance de 16.1 millones de personas.

Más aún, en la actualidad las redes sociales son un importante escaparate para los actores políticos, así como un excelente termómetro para medir las intenciones de los electores, y, sobre todo, su comportamiento frente a la información que reciben. 

Para ilustrar esta idea ofrezco datos relativo a los avances de los candidatos que participaron en el segundo debate por la presidencia de la República en México.

Tomando como referencia los datos que arrojó Emplifi sobre las tendencias dentro de “X” (antes Twitter), el 8.3% del total de autores mencionaron al candidato Máynez, lo que representa un crecimiento exponencial en comparación con el inicio de su campaña, cuando solo alcanzaba al 1% de autores.

Por su parte, la candidata de la alianza PRI-PRD-PAN, Xóchitl Gálvez, lideró con el 43.7 por ciento del total de interacciones en redes sociales y fue la puntera en la red social X, donde alcanzó 2 millones 474 mil 984 menciones.  La percepción de su mejor desempeño en este debate también impulsó su desempeño en esta red social.

Para finalizar, Claudia Sheinbaum, candidata por la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, fue la puntera en todas las redes sociales al ser quién más recabó likes, con un total de 17 millones 509 mil 560 “me gusta”, lo que refrenda su condición de puntera en el proceso electoral.

Estos datos numéricos pueden ser analizados desde dos perspectivas: la primera, que las ideas expuestas por las y los candidatos dentro de un debate pueden modificar las ideas preestablecidas que la audiencia tiene de ellos y pueden favorecer (o no) su intención de voto. Igualmente, se puede establecer que una estrategia política que toma como referencia el comportamiento que un tema, persona o afiliación tiene en las redes sociales cuenta con mayores probabilidades de éxito.

En conclusión, las posibilidades que un buen discurso puede proporcionar son amplias y pueden llevar a la victoria si se conforma por ideas bien argumentadas y respaldadas.  De lo contrario, se convierte en un arma contra quien lo emplea.

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